Rubén Faustino Cabrera
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014, me acordé de lo que él me había dicho en julio de 2013, cuando viajé a Río de Janeiro: “Ya bendije al equipo argentino. En 2014 somos campeones”. Desde ese día, se conoce ese hecho como “La mano de Francisco”, así como en 1986 fue “La mano de Dios”. Eso sí, como entrenador, tuve que hacer una pequeña concesión:...