Moscarda, Esteban
De tus nubes que chorrean como relojes surrealistas y tus empedrados melancólicos, con sabor a tango, con sabor a malevo triste refugiado bajo un farol. De tus delirios futbolísticos, tus observaciones políticas, las imágenes que adopta Dios al amparo de tu tinta, el ser sin brazos, la negra del alma. De todas esas cosas están hechos mis sueños. Por eso no te fuiste. Por eso...