Ana Silvia Mazía
La última vez que escribí un cuento breve quedé con ganas de desperezarlo, de saber qué había pasado antes. Y qué pasaría después.
La curiosidad me mataba, y decidí seguirlo.
Me disfracé con una peluca rubia, tacos aguja, impermeable, beige, y eché a andar detrás del Breve. Me costó porque caminaba rápido.
Pero el esfuerzo valió la pena. Andaba por calles transitadas,...