Martín Gardella
Refugiado en una cueva, el ermitaño logró sobrevivir al fin del Mundo. Cuando por fin paró la lluvia y bajaron las aguas, salió a pescar y recoger algunos frutos. Salvo por un silencio más profundo que de costumbre, no notó ninguna diferencia.
UMe gustó, imagino un gran silencio rodeado de niebla y cuando ésta se despeja, la nada avanzando hacia él.