García, Guillermo
Sobre todo a causa de su tamaño, esta variedad de coleóptero en absoluto se asemeja al escarabajo ordinario. Su filiación exacta y costumbres nos son aún conocidas; aunque de ordinario aparece en los hogares bien constituidos, a primera hora de las frías mañanas de invierno y revolviéndose penosamente entre las sábanas aún tibias de la cama del primogénito. Su visión -dicen- provoca sensaciones ambiguas, situadas a medio camino de la compasión y la repugnancia. No es un animal agresivo, sin embargo. Antes bien, busca con ansiedad agradar por todos los medios a los horrorizados habitantes de la casa. Pareciera que hay en su comportamiento y actitudes algo de antigua justificación y disculpa. Pero habitualmente, y después de los iniciales instantes de vacilación, el asco puede más y sobre el jefe de la familia recae la tarea de matarlo a escobazos.