Entusiasmados con la proximidad de la Copa Mundial de la FIFA 2014 lanzamos hace tres meses un Concurso Internacional de Minicuentos de Fútbol que nos permitió acompañar con un poco de creatividad la cuenta regresiva.
La consigna era escribir en 600 caracteres un microrrelato que comenzara con la frase “El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014…”
Alrededor de 200 cuentoss breves, provenientes sobretodo de España y Latinoamérica, llegaron para participar de las cuatro categorías disponibles: baby, sub 20, adultos y veteranos.
El jurado, compuesto por los escritores y periodistas Juan Sasturain (Argentina), Santiago Segurola (España) y Mónica Maristain (México), seleccionó como ganadores a Lucía Cuch, Agustín Cámara, Ariel Cuch y Laura Nicastro. También otorgó menciones especiales a Francys Zambrano, Alejandro César Alvarez, Carlos Pablo Lorenzo, Ernesto Parrilla, Martín Gardella y Esther Beatriz Marinero.
A continuación transcribimos los textos galardonados. Agradecemos a todos los que de una u otra manera participaron del certamen y de su difusión. ¡Esperamos que lo hayan disfrutado tanto como nosotros!
Un fuerte abrazo de equipo,
Cuentosymas
Categoría Baby:
“Mi sueño”, de Lucía Cuch
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 pensé que todo era un sueño. Estábamos muy contentos y con mis papis y mi hermano fuimos a festejar al Obelisco. Había un montón de gente con banderas. Pero yo pensaba que en algún momento me iba a despertar. Y de repente, mi mami me dijo: “Dale Luchi, levantate, dormiste toda la mañana”. Y yo le dije: “Mami, ¿qué día es hoy?”. “Domingo, Luchi”. “Entonces, mami, ¿no salimos campeones del mundo?” Y mi mami me explicó: “No seas impaciente, que el partido es a la tarde, vas a ver que vamos a ganar y después vamos a festejar todos al Obelisco”. No dormí más y esperé el partido con los ojos bien abiertos.
Categoría Sub 20:
“El sueño del 10”, de Agustín Cámara
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 fue único.
La selección Argentina había vencido en la final al equipo anfitrión, a esos que llevan el fútbol en la sangre, al ‘Jogo bonito’. Tenía la oportunidad de entrevistar a la figura del partido. Tomé coraje y lo enfrenté:
-Dígame Lionel, ¿Qué se necesita para lograr lo que ustedes?
-Estar despierto –Me respondió y se fue-.
Veía cómo de a poco, aquella persona con la 10 en la espalda se iba alejando. De repente, un frío en los pies me hizo reaccionar.
Parpadeé 10 veces anonadado. Salí de la cama y me fui al trabajo.
Categoría Adultos:
“Cus rompidos”, de Ariel Cuch
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Ellos vivían tiempos agitados. Mucho descontento social. Y encima, ese gol con la mano… El caos. Tomaron la embajada, pesquisaron hoteles, cerraron fronteras. Yo salí del estadio y me disimulé en la multitud. No sé si me deschavó algo de mi fisonomía, acaso la sonrisa empecinada, pero advertí que unos cuantos grandotes me seguían. Corrí. Corrieron. Me metí en un baño. Voltearon la puerta. Sentado en el inodoro, exclamé: “¡Brasil é o mais grande. Argentinos cus rompidos!”. Me invitaron al grupo. Ahora estoy casado. Tengo un pibe, Jorginho, aunque en la intimidad le digo “Lío”. Vivo en Leblon, no me quejo. Pero se extraña, che.
Categoría Veteranos:
“Estrategia”, de Laura Nicastro
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014, desarmamos el caballo de madera.
Ahora Menelao entrena a todos los guerreros para que integren la próxima selección: nunca hubiéramos imaginado que era tan buen preparador físico. Y Helena (¡ah, la bella Helena!) ensaya con un grupo de porristas las danzas más estimulantes de la historia occidental. Pero en horarios diferentes, para no distraer a los atletas: hay que evitar una nueva guerra de Troya. No quisiéramos perdernos el próximo Mundial.
Menciones especiales:
“Sorpresa”, de Francys Zambrano Yánez
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014, Lola supo que Martín tenía un romance con la del 8-D. Herida, furiosa fue hasta su habitación y buscó la Heckler 9mm escondida debajo de todas las cartas de amor de él. Segundos antes del gol que nos haría campeones del mundo, Lola fue a la sala exigiendo una explicación. Los gritos de júbilo ocultaron un ruido seco que solo ella y su marido escucharon. Martín nunca supo quién ganó en 2014.
“Sin título”, de Carlos Pablo Lorenzo
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 íbamos empatados a cero cuando el equipo contrario metió el gol, fue cuando mi viejo se infartó. El partido estaba peliagudo, no me iba a mover de mi lugar y mi tío menos, la regla era no levantarse durante todo el partido, así habíamos llegado a semis, el viejo lo sabía y estaba llorando, tuvo un estertor más, se desplomó arriba de la tablita con el salamín que casi ni habíamos tocado, así de bueno estaba el partido. Al final ganamos por un pelito, festejamos, abrazamos al viejo muerto, como si fuera un muñeco, y llamamos a la ambulancia.
“Clima Mundial”, de Alejandro César Alvarez
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 no había un alma en la cancha. Fue un mes con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero. Pensaron en suspenderlo, pero se jugó. La nieve cubría todo Brasil. Los equipos grandes cayeron y quedamos los más aptos. Un mundial darwiniano.
En semifinales, Rusia le ganaba a Alemania 2 a 0 a las patinadas y en lo que era un glaciar con arcos, los noruegos esquiamos 1 a 0.
Para la final, a la noche, los rusos se llenaron de vodka hasta los botines. Vino un tiro libre y le grité a Olssen, ¡Pateale que se le resbala como un bacalao!
El arquero se desplomó borracho y entró. Nos fuimos con la copa, desnudos y en barco. Porque en América, los vikingos, fuimos y seremos los primeros.
“El más grande”, de Ernesto Parrilla
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 cometí el error más grande de mi vida. Entre la euforia con mis amigos, los festejos en la plaza del centro, el exceso de cerveza y fernet con coca, salí convencido camino a lo de Esther a pedirle matrimonio. Llegué pasada las diez de la noche, con un pedo pa’ veinte. La muy turra se aprovechó de mi estado y dijo que si, exultante de alegría. Para el otro día, lo sabía toda la ciudad. Alicia, mi novia de entonces, no me lo perdonó jamás.
“El cautiverio”, de Martín Gardella
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 ellos estaban tan felices que nos dejaron salir a la vereda a festejar. Nos regalaron una banderita y nos convidaron un vaso de gaseosa y medio choripán. Durante un poco más de una hora nos mostramos como ciudadanos felices. Luego nos volvieron a encerrar. Ojalá ganemos el próximo Mundial.
“Sin título”, de Esther Beatriz Marinero
Difícil que a mí me dieran entradas de favor para el Mundial de Brasil, de manera que ahorré varios pesitos hasta alcanzar lo justo para el viaje y la estadía, total: “Brasil, país tropical”, podés dormir en la calle y manyar cualquier sobra. Sufrí por el llanto de Dorita, mi novia, que me rogaba no la dejara. Menos mal que ganamos y me pude colar en algunos partidos gracias a mi cara de infeliz. Cuestión que cuando volví, la vieja ni me reconoció por lo flaco, pero muy apenada me contó que Doris, había conocido a un señor brasileño, muy abacanado, un tal Edson Nosécuanto, que no sólo la había llevado a ver el Mundial de Brasil, sino que ahora estaba de viaje con él por toda Europa.