Savoia, Liliana
Siempre tuve ganas de escribir de vos. Quizás esta sea una excusa para tratar de abrir algún compartimiento de mi mente para encontrarte. ¡Puta! ¡Qué te moriste tan joven, viejo! Y yo con mis catorce años de inconciencia, adolescencia o como carajo se llame.
No tengo fotos tuyas. La abuela en esos arranques de “tanada” recortó tu cabeza de todas las que estabas.
Sólo un dibujo a lápiz que te hicieron en un “piringundín” me quedó como herencia y tal vez. Solo digo tal vez, por ganas que realidad conserve algo de tu carácter.