Avogadro, Marisa
Fugaba su mirada por la sala. Recorría rincones, acariciaba sedas, se bañaba en azahares y misterio. Fugaba sus latidos inciertos, su amor y su desconcierto. Estaba detenida. Quizá helada o sorprendida.
Estaba Él. Fugaba su mirada y fue el encuentro.
¿Fugaba o ansiaba anclarse? Ahora es cierto.