De Santis, Pablo
Freddy es un asesino que camina por los sueños ajenos. Habita las pesadillas de los adolescentes que viven en la calle Elm. Si Freddy puede asesinar a través de estas pesadillas, no es porque convierta los sueños en realidad, sino porque la realidad es sólo un sueño más, apenas un poco más complicado que los otros.
Freddy ahora es un fantasma confinado a ese sótano abarrotado de objetos estrafalarios que son nuestros sueños; pero en vida fue un asesino de niños. Usaba para sus crímenes unos guantes de cuero a los que agregó largas uñas de acero, afiladas como bisturís. Los padres de los niños del barrio donde vivía lo encerraron y lo quemaron vivo. Por eso Freddy regresa con la cara desfigurada para vengarse de quienes lo mataron, asesinando a sus hijos, ahora adolescentes.
La única manera de no caer en sus garrar es permanecer despierto pero eso es imposible. Tarde o temprano los párpados se cierran y entonces aparece esta figura de camisa rayada y estrafalario sombrero para anunciar, una vez más, que el sueño es hermano de la muerte.