Extractos de una entrevista realizada por Juan José Panno, María Vicens y Belén Andreozzi el miércoles 7 de marzo de 2007.
Mano a mano
1. Antes escribía sólo en cuadernos Gloria, ahora en cualquiera. Cuando no existían las computadoras uno iba pensando y armando las cosas antes de sentarse a escribir; ahora eso casi no se hace, no hay necesidad, uno va pensando mientras escribe. Igual, yo sigo escribiendo a mano, hago un esquema previo, y así más o menos sé a donde voy. Hay cambios, pero sé a donde va a terminar.
Grandes y chicos
2. Para mí no hay mucha diferencia entre los cuentos de adultos y los infantiles, no los pienso tan distintos en cuento al lenguaje y al idioma. Si en cuanto al mundo imaginario. Me parece que hay una especia de forma libro infantil, prescindiendo de los chicos. Si uno toma Peter Pan, El mago de Oz, Alicia en el país de las maravillas, me parece que es un género marcado por elementos muy imaginativos y una especie de falta de represión en la escritura. Es una escritura absolutamente libre que lleva a que a veces en esos libros haya cosas realmente inquietantes. Cuando uno escribe para chicos, en general sucede eso; se empieza a escribir algo que es a veces más extraño que lo que uno escribe para adultos, ya metido dentro de tradiciones, dentro de gustos literarios. Cuando escribo para chicos, siento que no sé para donde voy.
María Elena Walsh
3. De chico me leían bastantes cuentos. Soy de una generación en la cual María Elena Walsh tenía una influencia absoluta. Ya se consideraba la literatura infantil como algo con presencia propia.
Literatura en la escuela
4. Antes lo que hacía estragos en las escuelas era la idea de la “historia de la literatura”. La literatura no existía, sino que existían los movimientos y se olvidaba que había algo real dentro de todo eso. Todas esas cosas son como invenciones, cosas abstractas. Lo único real son los textos.
Cuentos cortos de lectura difícil
5. A veces no sé hasta qué punto los cuentos cortos son de lectura fácil, porque presuponen una experiencia de lectura. En muchas ocasiones dan por sentado elementos de un género, como si le exigiera al lector algún tipo de experiencia previa. En general, tienen principio, medio y fin, pero muchas veces ni siquiera tienen un principio porque ya se sabe un poco cómo empieza. Lo que importa es sobre todo el final; el cuento corto tiene un final que toma todo, es todo final.
El graffiti
6. Me preocupa esta idea del graffiti en los programas de educación, de que todo vale en la cultura. Un cuento de Borges, el graffiti, todo es más o menos lo mismo porque está mal poner algún tipo de jerarquía, es “antidemocrático”. Pero no es lo mismo una gran novela que una nota periodística cualquiera. No es lo mismo.
Regalar un libro
7. A mis hijos más grandes siempre les regalaba libros de historieta, sobre todo cuando me iba de viaje les traía esos que acá no se conseguían. También les he regalado muchas veces libros de Juan Sasturain. Me gusta mucho, sobre todo, La lucha continúa. Otro autor que es interesante para los adolescentes es Paul Auster; son libros que tienen la profundidad pero también el entretenimiento.
El cuento como noticia
8. A mí me gustan mucho los libros de Thomas Bernard, hay una que se llama El imitador de voces. Son cuentos cortos, muchos disparatados, que a veces parecen casi noticias de diario. Con lo cual el cuento corto siempre tuvo algo de la noticia. Por ejemplo, Infernaliana, un libro de Charles Nodier, uno de los primeros libros de cuentos cortos, eran una colección de noticias sobre fantasmas y vampiros. Pretendían ser una colección de noticias reales.